Con el permiso del amigo Bloguero Ariel Kulas del Blog pasionkuari me permito replicar ésta nota que muestra la visión "desde afuera" de los Pinot Noir de nuestra Patagonia:
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Ya he
hablado en otras entradas de lo difícil que es hacer pinot de clase mundial en
nuestro continente, es realmente una tarea titánica venderles pinot a los
consumidores de América y especialmente de Argentina.
En nuestro
caso tenemos una bendición griega que es el Malbec, pero como toda historia
griega, una gran virtud, trae aparejado una tremenda maldición.
El malbec es
un don, si, como negarlo, es una cepa hermosa, que se adaptó a nuestro terruño
de una manera única y que da vinos formidables. Pero en contra partida, todas
las demás cepas quedan expuestas a su belleza. Opacadas, mal entendidas,
maltratadas, arrinconadas y puestas en un sitio donde les resulta muy complejo
competir con la reina de nuestro país.
Viñedos de Neuquén
El pinot
noir patagónico es complejo y único a la vez, sin embargo siempre tuve la
sensación de que nunca le encontraron el punto justo y que es muy difícil aunar
criterios y hablar de un pinot patagónico de pertenencia.
Con el Malbec ha sucedido en los últimos años un hecho muy positivo, mas allá de gustos personales, un catador medianamente entrenado, hoy día puede encontrar diferencias sustanciales entre los malbecs mendocinos de diferentes zonas, inclusive en algunos casos hasta en los denominados vinos de entrada de gama o entry level, o sea en la base de la pirámide. Luego de casi 2 décadas y miles de desaciertos, creo que gran parte de la industria que hace Malbec a gran escala, entendió que expresar su zona de procedencia sin demasiados artilugios, es un factor de venta diferencial.
Lamentablemente
con el Pinot, el tema no es tan notorio y ante una etiqueta patagónica por mas
entrenados que estemos, se nos hace muy difícil poder reconocer si el vino en
cuestión es de San Patricio del Chañar, General Roca, Mainqué, etc..
Con el correr de las décadas he podido probar casi todos los pinots que salen de nuestra tierra y hace unos cuantos años Canale hacía una línea de base que estaba muy bien para su precio, poco a poco se fue prostituyendo por un mercado que le exigía cosas que el pinot patagónico no está para dar en su gran mayoría.
En mi
humilde opinión, el pinot noir patagónico tiene un potencial enorme y un perfil
organoléptico único, pero me queda la sensación, luego de casi 20 años de estar
probando, que son pocos los
emprendimientos que le dan a la cepa, la posibilidad de expresarse tal como es.
Seguramente tenga que ver con el manejo del viñedo y las vinificaciones que se
utilizan. Acaso sea el uso indiscriminado de levaduras de laboratorio que hace
que muchos pinots al sur del rio Colorado, tengan ese descriptor de frutilla en mermelada tan
artificial. O puede ser que el uso de chips y duelas que transmite a ciertos
vinos patagónicos esas notas de chocolate y tabaco, no terminen resultando
agradables al conjunto final del vino. O pueden ser muchas las variables que
logran una homogenización negativa. Por lo expuesto y creyendo en el potencial
de la Patagonia, siento que hay algo
valioso por esas tierras y que muy pocos se han tomado el trabajo de entenderlo
o en su defecto, correr el riesgo de dejarlo salir.
Como
consumidor que ama la cepa, deseo que se haga algo de aquí a 10 años,
que pueda
sentarme una noche como tantas y tener la posibilidad de trasladarme con
mi
mente a Gral. Roca, San Patricio del Chañar, Mainqué, Valle Azul, El
Hoyo,
etc.. En resumidas cuentas que me pase lo que me pasa con otras cepas y
otras
zonas del país donde las diferencias son mas marcadas y notorias. Mas
allá de mis deseos que a nadie le importan, creo que es el momento de
dar el salto y posicionar a la cepa como emblema patagónico, seguiendo
el ejemplo del malbec mendocino y su gran reconversión de los ultimos 8
años.
Bodega CHACRA - Río Negro
En la
oscuridad mas cerrada, siempre aparece una luz al final del túnel y ya hace bastantes años, un par de italianos
creyeron que era posible hacer pinot noir de buena calidad en la estepa
patagónica, sobre todo con sentido de
pertenencia. Ese proyecto comenzó con un viñedo del año 1932 en el año 2004 y
luego se fueron sumando nuevas etiquetas con viñedos mas jóvenes y menos
exclusivos.
Me refiero a
la etiqueta BARDA de bodegas Chacra, que ya lleva mas de una década de
popularidad y vigencia. Siempre se apuntó con este entry level a expresar el
pinot noir de Mainqué de una manera bastante honesta, buscando año a año el
balance justo y de alguna manera dejar que el vino de esa viña y zona en
particular de lo que debe dar, sin demasiadas pretensiones. El resultado es un
muy buen pinot noir, que tiene sentido de pertenecía a un precio que hoy día
suena ridículo ya que ha escalado a los us$45 de sugerido.
Mas allá de
la locura de los precios que hace que año a año pueda comprar menos botellas,
sigo sintiendo en cada nueva añada que Barda pinot noir, es de lo pocos en su
clase que me trasladan a un sitio especifico de la estepa patagónica.
Y eso, no es
poco.
Por Ariel Kulas
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