Un pueblo, Banfield, con sus calles de tierra y
la estación del Ferrocarril Sud, sus baldíos que en verano hervían de langostas
multicolores a la hora de la siesta, y que de noche se agazapaba como temeroso
en torno a los pocos faroles de las esquinas...
Y
el verano, siempre, el verano de las vacaciones, la libertad de los juegos, el tiempo
solamente de ellos, para ellos, sin horario ni campana para entrar a clase, el
olor del verano en el aire caliente de las tardes y las noches, en las caras
sudadas después de ganar o perder o pelearse o correr, de reírse y a veces de
llorar pero siempre juntos, siempre libres, dueños de su mundo de barriletes y
pelotas y esquinas y veredas.
Julio Florencio Cortazar
Lindo poema, FABIÁN !!
ResponderEliminarMi viejo nació en Banfield... se lo voy a leer a ver que dice.
Abrazo. ROBERTO
Sin palabras, solo quien vivió esas cosas puede entender de lo que se trata. Saludos y felices fiestas!!!
ResponderEliminar¡Muy buen año, Fabían! Si estás por Buenos Aires, en el Hotel de Inmigrantes, hay una muestra muy conmovedora sobre los inmigrantes en Argentina. Muy buen ambientada, con fotografías y documentos emotivos; creo que funciona hasta fin de año. Si bien el Hotel, declarado Monumento Histórico Nacional, tiene muestras permanentes, esta te la recomiendo particularmente. La Universidad Nacional de Tres de Febrero que tiene convenio con la Direcciones de Migraciones es responsable de la muestra.
ResponderEliminar¡Saludos!
Gracias Robert, Ariel y Pato y les deseo muy buen 2016!
ResponderEliminarsalutes